Valle del Cauca
Buenaventura
Resistir para el buen vivir: la apuesta de las jóvenes de Buenaventura
Hablar de ella, “es hablar de responsabilidad, de compromiso, del querer hacer la cosa, el motivarse día a día por ser una persona de mucha resistencia”, así se define esta hija adoptiva de Buenaventura.
Es la única de sus 10 hermanos que trabaja por la transformación social y por el empoderamiento de los jóvenes. Nació en Tumaco, pero desde muy pequeña habita las calles de Buenaventura. Reconoce que ser líder social y joven en este municipios es estar siempre en riesgo y en la mira del otro, pero que gracias a ese trabajo social puede incidir y transformar la vida de muchos jóvenes que no encuentran refugio en su comunidad.
“Al día de hoy, gracias a Dios, yo he estado en territorios bien inhóspitos, bien complejos, un poco marginados también por situaciones de Estado y que no se mira como con el enfoque y con el horizonte que se debiera hacer frente a cumplimiento y necesidades, pero yo digo, esto es lo mío, yo nací para esto, estoy con esto y muero con esto”, cuenta Lucy.
Una apuesta por construir paz
La apuesta de los y las jóvenes de Buenaventura es vivir en un territorio libre de violencias y con garantías para todos y todas, es disfrutar del buen vivir. Y es que en este puerto, durante el 2020, se registraron 111 homicidios violentos y para el primer semestre de 2021 ya se reportaban 130 casos, en donde la población juvenil fue la más afectada.
Para Lucy, la construcción de paz en Buenaventura debe partir fundamentalmente de una base educativa sólida e incluyente, que permita unificar a toda la población y mitigar las acciones violentas desde la educación.
“Y además de educar, ser personas que trascienden ya habiendo conocido un proceso más allá de lo real, estar en un lugar, participar de él, ser artífice, ser gestor, ser esa persona elocuente y coherente”, señala Lucy.
Para esta mujer también es muy claro que la construcción de paz nace desde cada una de ellas. Por eso el autocuidado es una herramienta fundamental para garantizar su permanencia y proyección en el territorio. Este autocuidado, como lo define Lucy, debe partir del conocimiento del contexto del lugar en el que se está, de las palabras y expresiones que se dicen y de la importancia de trabajar en colectividad para salvaguardar la individualidad.
La mirada de Marleen no dista de lo ya mencionado por Lucy. Para ella, la paz se construye desde todos los rincones de Buenaventura, desde la capacidad para desarrollar
libremente su cultura ancestral desde el poema, la canción, el teatro, el fútbol y todo lo que los y las jóvenes desarrollan en los territorios.
“Creo que también hay que tener un compromiso por arreglar una realidad de un territorio en el que nosotros vivimos –cuenta Marleen– en el que nosotros perdemos hermana y que perdemos familiares, y entonces construir paz es seguir promoviendo estas acciones que permiten que podamos a hablar de arte, la cultura, el deporte y todo eso bonito que tenemos por fortalecer”.