Chocó
Quibdó
Redes que atrapan vidas
Unir un elemento con otro. Amarrar fuerte con nudos. Esperar que resista.
Una red es un elemento físico que funciona para atrapar cualquier elemento. Los pescadores las usan las para atrapar pescados en el mar. En el Chocó, las mujeres las crean para atrapar a los jóvenes y salvarlos de la violencia.
A través de la juntanza, jóvenes, niñas, niños y mujeres crean redes de apoyo, de compañía, de liderazgo y empoderamiento que busca articular diferentes saberes para transformar vidas y contextos, como la Red Juvenil de Mujeres Chocoanas.
Irene Mosquera es una de sus integrantes.
Desde esta iniciativa pretenden crear y construir mundos mejores, igualitarios y dignos para las mujeres y los hombres del Chocó “y por ello venimos trabajando dentro de nuestro territorio, construyendo un mejor país, un mejor Chocó, un mejor municipio”.
Le apuestan a la equidad de género, al trabajo en conjunto en donde todos y todas puedan participar, puedan tener voz y voto, en donde todas las opiniones sean valoradas por igual.
Irene tiene un vestido amarillo y una sonrisa gigante que combina con él. Es luz, en medio de la turbulenta vida que debe vivir en Quibdó.
Sabe que su apuesta es ambiciosa, que es lenta y demorará en dar resultados efectivos, sin embargo, categóricamente señala que a través de la paz y la equidad es que lograrán un lugar seguro para esos jóvenes que día a día buscan mejorar y transformar su territorio.
“Le apostamos precisamente a una vida libre de violencia, porque nosotros y nosotras pensamos que cuando hablamos de la no violencia estamos hablando de formar a esa mujer en esos derechos, estamos pensando en formar a esa mujer o a esa niña o esa adolescente en sus derechos, pero no pensamos que esos derechos también son de hombres y son de mujeres y que cuando hablamos precisamente del respeto, estamos hablando del respeto a esos derechos”, cuenta.
Su apuesta es para todos y todas porque sabe de sobra que ser joven en Quibdó, de entrada, es todo un acto de resistencia. Señala que los y las jóvenes de este municipio están inmersos en un mundo de miedo, inseguridad y desesperanza, que afloran aún más teniendo en cuenta la escasez de oportunidades y de que sus sueños se puedan hacer realidad.
Es ahí en donde la red se vuelve un asunto de supervivencia y lucha para derribar esos obstáculos que crecen en medio de la incertidumbre. Incidir en su cotidianidad, en sus dinámicas de vida y que esos otros y otras jóvenes se vuelvan replicadores de prácticas y metodologías transformadoras de vida.
“No es solamente es la formación, sino que realmente puedan ir a sus territorios o puedan ir a sus espacios, y que con lo que nosotras y nosotros podemos darles en esa formación, puedan transformar sus entornos, puedan impactar sus entornos. Yo creo que en la voz está el poder y cuando nosotros tenemos voz o tenemos algún conocimiento y lo damos, tenemos el poder de transformar. Entonces a eso le apostamos”, relata.
Junto a ella está Astrid Armijo, coordinadora general de la Red. Para ella, este proceso ha sido un reencuentro con su ser interior, ha sido la oportunidad de conocer sus derechos, pero también de derribar estereotipos impuestos históricamente y que, a través de ese empoderamiento, ha podido incidir en su comunidad de manera social, cultural y política.
Una de sus apuestas tiene que ver con derribar las prácticas machistas y patriarcales que aún se conservan en las familias chocoanas, en donde las mujeres son las encargadas del cuidado y mantenimiento del hogar y el hombre es el proveedor del dinero y el alimento.
“Eso ha hecho que nosotras las mujeres crezcamos con debilidades y con desconfianza hacia nosotras mismas y que pensemos que solamente servimos para todo lo que tiene que ver de cuidado, no para estudiar carreras administrativas, políticas, siempr para estar como por debajo del otro. Entonces es muy importante estos procesos organizativos porque nos demuestra y nos enseñan que cómo mujeres tenemos demasiadas capacidades para salir adelante y para también demostrarle al mundo que nosotros también podemos construir país”, afirma Astrid.
La apuesta de crear redes permite eso, unir ideas y fuerzas para construir un tejido resistente a la violencia, un tejido basado en la comunicación, el empoderamiento y la idea de transformación, que pueda soportar la vida y los sueños de miles de jóvenes del Chocó.
“Construyó paz por el respeto, por el otro, cuando soy empática, soy respetuosa, tengo sororidad con la otra, dice Astrid. Se construye desde de la educación, desde la cultura, desde lo social, desde la política, desde todos los ámbitos construimos paz”.