Cauca
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Construir paz desde el macizo colombiano
“Hemos comenzado con un rescate de la identidad campesina maciceña”, relata Olga Trujillo, coordinadora del Comité de Integración del Macizo Colombiano, CIMA, una organización aliada de Oxfam Colombia que trabaja por la defensa de la vida, el territorio, el agua y la dignidad.
Desde CIMA, Olga trabaja para generar condiciones de vida digna a través de la juntanza y articulación con otras organizaciones del Cauca, departamento ubicado al suroccidente del país. Su ubicación estratégica entre la región andina y pacífica, hace que su diversidad sea amplia, así como la diversidad de mujeres y hombres que la habitan.
“Hemos comenzado con un rescate de la identidad campesina maciceña”, relata Olga Trujillo, coordinadora del Comité de Integración del Macizo Colombiano, CIMA, una organización aliada de Oxfam Colombia que trabaja por la defensa de la vida, el territorio, el agua y la dignidad.
Desde CIMA, Olga trabaja para generar condiciones de vida digna a través de la juntanza y articulación con otras organizaciones del Cauca, departamento ubicado al suroccidente del país. Su ubicación estratégica entre la región andina y pacífica, hace que su diversidad sea amplia, así como la diversidad de mujeres y hombres que la habitan.
Desde Popayán, la ciudad capital del Cauca, Olga nos cuenta que con la llegada de nuevos pobladores y nuevas tecnologías, se ha dado una pérdida importante de la identidad maciceña, que es como le llaman área geográfica en donde tienen origen las cordilleras central y oriental que componen la cordillera de los Andes.
“Lo que estamos haciendo es, precisamente recuperar esos cultivos propios, realizando nuestros propios abonos, colocando tiendas en los diferentes sitios, que en cada lugar de los municipios, la gente identifique sus productos y a partir de ello hagamos las redes de tiendas maciceñas y todas estas iniciativas de paz”, agrega.
Todas estas estrategias que Olga menciona van encaminadas a la construcción de paz, son iniciativas de paz como ella misma lo dice, en donde las mujeres maciceñas tienen plan ambicioso y es desarrollar sus capacidades en el territorio, en todo lo que tiene que ver con acceso a tierras y economías propias, solidarias y sostenibles.
Trabajan desde la Agenda de Paz de las mujeres del Cauca en cuatro frentes: violencias, acceso a la tierra y al territorio, economía propia y participación política e incidencia política de las mujeres, “somos más de 30 organizaciones de mujeres que nos reunimos a construir estas propuestas y estamos nosotras como maciceñas inmersas ahí dentro de ellas”.
Otra de estas mujeres es Elsy Hoyos, del municipio de Bolívar, en el Cauca.
Como mujer maciceña reconoce la importancia de este tipo de procesos e iniciativas que propenden por la reivindicación de los derechos de las mujeres, por la importancia de las mujeres en espacios públicos y políticos. Por eso, acciones como la defensa del territorio y del trabajo en el campo hacen parte del plan de trabajo estratégico para empoderar a la mujer caucana.
“Necesitamos empoderar mucho más las mujeres y nosotras desde nuestro territorio venimos haciendo también acciones de trabajo, desde nuestras familias, venimos defendiendo nuestro territorio, el agua, el bosque Y es urgente que cada vez multipliquemos mucho más este trabajo”, dice Elsy.
Las manos de Elsy reflejan el trabajo en la tierra, Son gruesas, bruscas, de uñas cortas. En su cuello porta un pañuelo con los colores del CIMA: verde, amarillo y azul. La porta con orgullo, con el mismo que trabaja por los derechos de la tierra, de la mujer, de los niños, niñas y jóvenes del macizo.
“Necesitamos que nuestros hijos vivan en un ambiente sano, en un territorio libre de violencias, libre de conflictos y las mujeres somos pioneras en ese sentido, somos más arraigadas a nuestro territorio, a nuestros cultivos, a nuestro quehacer diario para poder darle un sustento a nuestra familia, entonces queremos seguir viviendo nuestro territorio”, agrega Elsy.
Estas dos mujeres sueñan con un territorio libre de violencias, una tierra libre y sana para cosechar sus alimentos, un espacio para que las mujeres puedan desarrollar sus capacidades. Cuando tengan esto, sabrán que la paz a llegado al macizo colombiano.