En el pueblo Wayúu, la primera menstruación o menarquía constituye un momento muy importante en la vida de una mujer. Significa la transición donde la niña pasa a otra etapa de su vida a través de la práctica del encierro, tradición milenaria que consiste en un ejercicio de purificación de la corporeidad y la espiritualidad. Un tiempo en que su línea materna se encarga de compartir y trasmitir saberes ancestrales que garanticen su rol como formadora y orientadora de los principios y valores culturales a las nuevas generaciones. La menstruación es el factor indicativo de la perpetuidad del clan, y por tanto, de la organización social indígena pues es la mujer la fuerza creadora de la vida. 

Desde tiempos escritos en la memoria colectiva existe la autogestión menstrual, el uso de elementos para el manejo de la menstruación, tales como la pieza indumentaria de la mujer llamada Wusi, especie de calzón tejido en algodón paleteado, utilizado como antifluido; y cómo las prácticas para la higiene menstrual y el uso de plantas medicinales para el tratamiento de cólicos e infecciones vaginales. Hoy, las mujeres Wayúu han adoptado y se han adaptado al uso de productos nuevos como la toalla higiénica, y la toma de analgésicos para el tratamiento de la dismenorrea y otros malestares relacionados con la menstruación. 

Al mismo tiempo, existe la concepción del sangrado menstrual como algo «sucio» que el cuerpo debe eliminar. Creencias como estás configuran una serie de restricciones a la mujer durante su menstruación, lo cuál hace necesario desmitificar el abordaje de la salud menstrual, recuperando su dimensión natural. Esto hace necesario la generación de espacios para la sensibilización y formación que permitan a las mujeres Wayuú la posibilidad de resignificar la gestión menstrual como una forma de reconciliación consigo mismas y por la reivindicación de sus derechos. 

¡Conoce aquí la cartilla completa!