"Si nos quedamos calladas nos matan y si hablamos también, entonces hablamos".
Cristina Bautista
El acceso a la justicia para las mujeres es un desafío diario, un punto crucial dentro de las agendas feministas y quienes reivindicamos el derecho a una vida libre de violencias. En el Norte del Cauca, a unas pocas horas de Cali, las mujeres indígenas Nasa han venido caminando en una apuesta que ha sido capaz de traspasar las lógicas de la justicia punitiva y patriarcal, en donde el cuidado, el autocuidado y la reparación a las mujeres, la comunidad y el territorio ha sido el centro para lograr hablar de una vida libre de violencias.
La Cxhab Wala Kiwe, integrada por 22 territorios ancestrales, los cuales se articulan en el Tejido Mujer, ha echado a andar un sueño colectivo –el Observatorio de Derechos Humanos y Violencias de las Mujeres Indígenas-, que, bajo la guía espiritual de mayoras y mayores, consolidó un equipo de mujeres que documentan, registran y acompañan casos de violencia contra las mujeres que ocurren al interior de los resguardos. En este proceso, han logrado la documentación de más de 500 casos y la elaboración de más de 5 informes anuales de violencia en el marco del conflicto armado, social y político que se vive en el Norte el Cauca, casos que cuentan con un acompañamiento desde la justicia propia y occidental, así como un acompañamiento psico-cultural que reconoce las afectaciones de las mujeres y sus territorios, pues las violencias generan desequilibrios en la parte física, espiritual y ancestral.
Este no ha sido un proceso fácil. Durante años, el Tejido Mujer ha atravesado por dificultades para lograr llegar a los 22 territorios, ya sea por falta de recursos económicos o el control territorial que se intensifica durante épocas del año por parte de actores armados legales e ilegales. Pero, aun así, continúan caminando la palabra, y es que la justicia no es sólo un lema, es una forma de reparación y una forma de volver a la armonía territorial, por ello, han peleado contra viento y marea para que la apuesta del Observatorio continúe y sea asumida por las autoridades indígenas. En el año 2023 se logró un proceso de formación en Violencias contra las Mujeres que contó con la presencia de mayores, mayoras y jurídicos de los resguardos, enraizando la palabra desde quienes tienen la gran labor de administrar la justicia en los territorios.
“El Observatorio es una herramienta y estrategia muy importante tanto hacia adentro como hacia afuera. Hacia adentro porque nos permite realizar acciones entre nosotras como resguardos, como zona norte, y hacia afuera porque también podemos mirar cuál es nuestra situación y plantear cosas concretas”
El Observatorio es una apuesta integral, busca ir más allá de un modelo de justicia punitiva que tiene como fin el castigo y no la reparación ni la sanación, por ello en sus líneas de acción política ha plasmado:
Cada una de estas líneas se comprende de manera complementaria, no aislada, pues se piensa en una estrategia que garantice el bien-estar de las mujeres, comunidades y territorios. Hoy, esta importante apuesta se encuentra liderada por Katty Canas Niquinas, una joven indígena Nasa del territorio de Canoas, socióloga de la Univalle, que día a día le ha apostado a la defensa de los Derechos Humanos, con quien elaboramos este texto para continuar visibilizando la lucha incansable de las mujeres indígenas por la justicia y una vida en paz y libre de violencias.
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